lunes, 31 de marzo de 2008

¿TIENE MI HIJO UN PROBLEMA DE ATENCIÓN?

El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H o TDA) es un síndrome conductual de origen orgánico hereditario, que se define como la incapacidad para mantener la atención y controlar la actividad al nivel esperado para la edad del paciente.

Recientemente, al regreso de uno de su viajes, un médico amigo mío me dijo que en un estudio de campo por los hospitales de la zona, no había encontrado ningún "niño hiperactivo". El personal sanitario, al igual que los habitantes de esa zona del mundo, no tenían conocimiento de ningún paciente con problema de atención con o sin hiperactividad. Nos miramos y rápidamente puntualizó: los médicos me comentaron que conocían los síntomas y la descripción del síndrome pero nunca habían visto un caso de cerca.

En nuestro país, este trastorno del comportamiento es el que más se diagnostica en la infancia y se calcula que afecta de un 5% a un 7% de los niños en edad escolar. Cómo es posible esto. O mi amigo venía de Marte, algún día lo intentará, o aquí pasa algo raro. Puedo asegurar que las consultas de psicólogos, psiquiatras y, sobre todo, neurólogos reflejan una proporción muy significativa de niños con síntomas de falta de atención, impulsividad, hiperactividad y que cursan con problemas de conducta.

Sin embargo, también puedo asegurar que últimamente algunos profesionales, muchas veces presionados por los padres, se precipitan a la hora de hacer diagnósticos sobre los problemas de atención. Los síntomas anteriormente mencionados, si no se hace un buen diagnóstico diferencial, pueden inducir a error; con la consiguiente administración de metilfenidato, atomoxetina u otro fármaco que puede entorpecer la solución del verdadero problema.

Por favor, acudamos a buenos profesionales y sepamos aceptar sus diagnósticos. A veces, no todo se arregla con una pastilla.