lunes, 5 de mayo de 2008

LOS VAGOS NO EXISTEN

En las entrevistas que tengo con los padres suelen acompañarme los tutores de cada curso. Mis compañeros profesores se han acostumbrado a que uno de sus orientadores, de vez en cuando, suelte alguna frase que les hace "meditar". En las últimas entrevistas he observado que cuando digo que los niños no son vagos, que los vagos no existen, el tutor ya no se sorprende, sin embargo, los padres...

No aceptan fácilmente la explicación de que un niño no es, sino que se comporta. El comportamiento de desidia, pereza viene determinado por la posibilidad de que el niño se bloquee ante una situación que él percibe como excesiva. O puede que sea una conducta de escape que utiliza cuando no sabe hacer lo que se le pide.

El peligro que tiene la denominación de vago es que quede instaurado en el sujeto como autoconcepto. Esto puede ser interpretado por él como un rasgo que forma parte de su persona, es decir, como ser rubio, alto o de ojos verdes, lo que ocasiona la sensación de no poder remediar tal característica.

Si queremos ayudar a nuestros hijos y alumnos en su autoestima, tenemos que saber dirigir bien sus diferentes autoconceptos: personal, escolar y social. Para ello nada mejor que utilizar con habilidad nuestros mensajes acerca de su competencia. Una persona se sentirá capaz de superar una dificultad si los demás confían en ella; si soy torpe, malo o un vago, poco se puede hacer.

No hay comentarios: